Yo, Jordi Blanch Capellades, mayor de edad, vecino del mundo,
compañero de mis limitaciones, crédulo irremediable, bufón de mis ocurrencias,
señor de mis ideas, dueño de mis palabras, amante de mis silencios y discípulo
de mis sueños,
DECLARO:
Que nunca la mediocridad dominará mi vida, antes bien, será
la búsqueda de la verdad, de la sabiduría y de la belleza lo que guiará mis pasos
en ella.
Que nunca consideraré verdad, mi verdad, sabiduría, mi
conocimiento, y belleza, lo puramente estético. Pues nada hay mío, ya que me
alimento de todo y de todos recibo.
Que la alegría será reina de mis escasas virtudes y la
mesura, consejera de mis muchos defectos, de tal forma que brillen las primeras
y vivan calmos los segundos. Y siendo que de todo ello estoy formado y a nada
renuncio, me exijo responder con sonrisas las afrentas, con educación los
insultos y con inteligencia las bajezas.
Que las emociones dictarán mi día al despertar y prepararán mi sueño al reposar.
Que mi mente pondré al servicio de mi corazón y este al de
la emoción, pues nada somos si no lloramos cuando queremos llorar, no reímos
cuando queremos reír, no bailamos cuando queremos bailar y no besamos cuando
queremos besar, pero menos seremos aún si no lloramos, reímos, bailamos y
besamos cuando nada aconseje llorar, reír, bailar o besar.
Que amaré siempre por encima de mis posibilidades, porque
hacerlo por debajo no es amar, es empezar a olvidar antes de tener algo que
recordar.
Que seré contundente en el reclamo, ávido en la exigencia y
persistente en los propósitos, más no pondré nunca, en ningún caso, mi alegría
como rehén del cumplimiento de mis objetivos.
Que colaboraré con mi cuerpo en su cuidado, pero no me
obsesionaré ni con el uno ni con lo otro, no fuera que acabara dominado por mí
mismo contra mi voluntad.
Que ayudaré al prójimo en lo que pueda. No tanto porque sea
virtud cristiana, sino porque la entiendo como virtud humana.
Que viajaré por el mundo para confirmar que en cualquier
parte el aire es el mismo que todos respiramos; que los árboles crecen hacia
arriba en el norte y en el sur; que el sol podrá acariciar o sofocar, pero sale
para todos; que las personas son básicamente buenas aquí y allí; que todos los
ríos tienen su mar y que no todos ellos son de agua; que no hay ninguna planta
que le haga daño al ser humano, pero sí al contrario; que los animales olvidan
pronto sus cuitas y que el hombre nació para ser libre y feliz, a pesar de él
mismo.
Que no atenderé a aquellos que no sumen, que no aporten, que
no concedan a mi vida aunque sólo sea un átomo de felicidad, de alegría, de
conocimiento o de sana inteligencia, pues he aprendido que no es bueno ni
pasar, ni pasear al lado de quién se instala en la desgana, en la cobardía, en
la vagancia y en la falsa modestia. A esos disminuidos emocionales por voluntad
propia los quiero lejos de mí.
Que seguiré amando la lectura porque llena de tiempo mis
momentos y de palabras mis silencios.
Que lucharé con ideas contra las ideologías que pretendan
pisar aquellas y con el puño contra los autoritarismos que quieran acallar esa
lucha.
Que no me quejaré sin motivo, mas no me permitiré una vida
sin motivos de queja, pues lo contrario sería aceptar que todo en ella es
perfecto y me engañaría.
Que brindaré con cava cada vez que, por causa de la edad, mi
cuerpo se rebele contra mí, pues será signo ineludible de que voy cumpliendo
con todo lo anterior…y sigo adelante.
La cual declaro a los efectos oportunos (e inoportunos, si
fuere preciso para cumplirlos) en Las Palmas de Gran Canaria, el día 29 de
Noviembre de 2016.